“El pueblo de la antigua China, quería seguridad contra las hordas bárbaras del norte. Por ese motivo construyeron “La gran muralla”. Ésta era tan alta que creían que nadie podría treparla y tan gruesa que nada podría derribarla, por lo que se dispusieron a disfrutar de su seguridad. Durante los primeros quinientos años de la existencia de la muralla, China fue invadida tres veces. Ni una sola vez, las hordas bárbaras derribaron la muralla o treparon por ella. En cada ocasión sobornaron a un portero y entraron por las puertas.”
El pueblo de china, estaba tan confiado en la gran muralla que olvidaron enseñar a sus hijos integridad. Hoy día vemos a padres tan ocupados en sus trabajos, en buscar ser exitosos y darles a sus hijos todo lo material que creen necesitar, pero en cuanto a tomar tiempo para enseñar integridad y valores están muy al debe.
«El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que venga yo y hiera la tierra con maldición.» Malaquías 4:6
Jordán Solis – CCA Ciudad de luz